La Catedral del Arte
No basta un día ni una tarde para visitar el Musee du Louvre. Haría falta quizá 15 días desde su apertura hasta el cierre para poder contemplar las magnas obras que adornan sus muros.
Un palacio, ahora un templo consagrado al arte previo al impresionismo. Como si visitar el magnífico Museo del Louvre no fuera ya de por sí una de las mejores experiencias en la vida, llegar un primer domingo de mes, el día que la entrada es gratuita, en cierta forma (para el viajero con bajo presupuesto) es la gloria.
El Louvre es un gran complejo que principalmente consta de tres secciones: Denon, Sully, y Richelieu. Debido a que la hora de cierre del Louvre es a las 5 PM, lancé una moneda para decidir cuál de las dos piezas de pesado interés para mí vería primero, La Gioconda de da Vinci o el código de Hamurabi. Buscando La Gioconda me dirigí hacia la sección "Denon" siguiendo los letreros y en la primera planta entré en una escena de la Grecia Antigua. Esculturas blancas relucientes entre los que destaco a "Esculapio", la "Cabeza de San Juan Bautista" y personajes egipcios en bronce.
Pintura francesa
Siguiendo las escaleras entro a la sala de pinturas francesas donde me maravillo por la talla de obras como "La Libertad guiando al pueblo" de Eugene Delacroix, "Le radeau de la Méduse" de Gericault, "Pigmalión y Galatea" de Anne-Louis Girodet, y las magnas obras de Jacques-Louis David "Leonidas aux Thermophyles", "La coronación de Napoleón y Josefina", "Les Sabines", y mi obra favorita "LES SERMENT DE HORACES".
Pintura Italiana
Una multitud congregada que apunta con sus cámaras a un muro a modo de nártex me indica que he ingresado a la sala de pinturas italianas. Luego de entrar descubrí que tras ese muro se encontraba la pintura más famosa de todo el museo (quizá potenciado por el escritor Dan Brown y su novela "El Código da Vinci"), La Joconde (La Gioconda, Mona Lisa) con su característica sonrisa. Protegida por un cristal blindado. La multitud de turistas se agolpaba frente a esta obra para obtener el mejor plano de su extensión y para tomar la respectiva "selfie" con la famosa pieza renacentista.
Caminando por la Gran Galería me quedo absorto admirando las gigantescas obras, la mayoría de ellas mostrando momentos de la vida de Cristo. "Le couronnement d'epines" de Titien da la sensación de violencia de los verdugos de Cristo con una exagerada musculatura y el gesto de dolor al centro del cuadro.
El mayor regocijo fue encontrar obras de mi pintor italiano favorito, Andrea Mantegna. Los rostros de Mantegna me han impresionado desde los diez años, y ver en vivo sus obras "Minerve chassant les Vices du Jardin de la Verdu" y la escena del martirio de Cristo en "La Crucifixión" ha sido una de las experiencias más gratificantes.
Nuevamente me encuentro frente a lienzos del genio del Renacimiento. "La Vierge aux rochers" , "Saint Jean-Baptiste", y "Sainte Anne, la Vierge et l'Enfant jouant avec un agnea" del mismísimo Leonardo da Vinci.
Una pintura de tres paneles llama mi atención. Se trata de "La Circoncision avec Fra Jacopo Lampugnani en donateur" que muestra el ritual de circuncisión de Cristo. Al centro la Virgen María que sostiene al Niño , las figuras de San Ambrosio, Santa Catarina de Alejandría, la figura de Jacopo Lampugnani como "donador", San Agustín. y San Gerónimo. Hay muchas otras obras que muestran la circuncisión de Cristo, sin embargo lo que me llamó la atención es la inclusión de una figura de la época (Lampugnani) quien debe haber encargado esta. Una muestra de como tu nombre podía pasar a la inmortalidad si tenías el dinero suficiente para ser parte del "elenco" de una pintura.
Las obras de otro magno genio del renacimiento aparecen frente a mi. "La Belle Jardiniere" que muestra a la Virgen con San Juan Bautista y el Niño Jesus y "Le Grand Saint Michel" que muestra la figura del Arcángel Miguel empalando a un demonio, son de Raffaello Santi.
El tiempo parecía eterno en la Gran Galería, sin embargo ese recorrido me llevó aproximadamente 3 horas y media y ya indicaban que el cierre del museo sería en breve. Al tomar las grandes se despliega ante mi con un esplendor sobrehumano una blanca figura antropomorfa sin cabeza y con dos grandes alas. Recientemente revelada "La Victoire de Samtohrace" La Victoria alada de Samotracia. Elaborada en el 190 d.C. pertenece a la escuela rodia griega del período helenístico. El manto arrugado con el cuerpo da la impresión de que el viento está golpeando directo sobre Niké, diosa de la victoria.
Saliendo del museo le dedico un tiempo a contemplar la pirámide invertida del Louvre y me queda una deliciosa tarde parisina viendo los últimos rayos de sol resplandecer sobre el Arco de Triunfo de Carrusel, entre el Louvre y el Jardín de las Tullerías, y las poderosas figuras de los cuatro caballos de Corinto (botín de guerra de Napoleón al conquistar Venecia y robarlos de la Basílica de San Marcos).
Continuo mi paseo por la Rue de Rivoli y la Avenue de'l Opera para visitar el templo del canto operático.
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