Sobre el río Neckar.
Será un largo día de viaje. Saliendo temprano desde Frankfurt por el AutoBahn 67 llegamos a la ciudad de Heidelberg, a orillas del río Neckar. Los tejados de pizarra a dos aguas se ven en la gran mayoría de las casas sobre el río. Heidelberg es una ciudad famosa por su universidad y su destilería "Heidelberg Braueri".
Mientras recorro las calles empedradas una estructura formidable llama mi atención. Residencia de importantes personajes como Conrado de Hohenstaufen rimo de Federico Barbarroja, y Ruperto III de Alemania. Hoy se alza en ruinas, el Palacio de Heidelberg. Una enorme fortaleza de tono rojizo se alza sobre la montaña. Orgullosa sobre la torre principal ondea al viento la bandera alemana.
Caminamos por una de las calles más famosas de Heidelberg, la Hauptstrasse, una calle muy comercial con algunos de los edificios más importantes de la ciudad y muchos locales de souvenirs. Llegamos a la Marktplatz, la Plaza del Mercado, dominada por la estatua de Hércules. Inspirada en los trabajos que realizó este héroe griego y en la dificultad de asentar la ciudad de Heidelberg. Son aproximadamente las diez de la mañana y pese a que acabo de desayunar me detengo en Kraher's heines Vesper-Stübl, un puesto de salchichas para comer mi última Bratwurst antes de abandonar Alemania. En esta calle también se encuentran el hotel Ritter, la panadería Schmidts con un aroma que me invita a pasar a comer unas galletas.
Heidelberg es famosa por albergar la primera universidad Alemana. La Universidad Ruperto Carola Heidelbergensis fue fundada en el 1386 con las facultades de teología, jurisprudencia, y medicina. De esta magna casa de estudios han egresado muchos científicos que se han hecho acreedores a premios Nobel. Dato curioso es que esta Universidad contaba con tanta autonomía y jurisprudencia sobre los estudiantes que tenía una cárcel para aquellos estudiantes que infringían la ley provocando peleas o hurtando. Sin embargo, los estudiantes "presos" no dejaban de asistir a clases.
Siguiendo mi camino me encuentro con una iglesia de austero ornamento. Se trata de la Jesuitenkirche, la iglesia jesuita de Heidelberg. Una construcción de estilo puramente barroco en su frontispicio. El altar mayor está decorado con un fresco que muestra la escena de Pentecostés con el Espíritu Santo iluminando a los Apóstoles de Cristo, y a este siendo coronado por Dios Padre.
Las calles de Heidelberg siguen dando muestras de arte en cada esquina y su ambiente tranquilo permite dejar escapar el alma y disfrutar cada instante.
Posteriormente me acerco a la ribera de Neckar donde hay un equipo de jovenes universitarias remando en una canoa.
Dejo atrás Alemania, la tierra de mis antepasados paternos que tanto soñé con conocer, pero de cierto os digo que en diciembre de 2015 visitaré Berlín. Ahora el CarTour enfila hacia Basilea, Suiza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario