viernes, 20 de febrero de 2015

Un paréntesis cronológico, de noche por París

La Ciudad Luz por la noche




El recorrido por los suntuosos salones del Chateau de Versailles me dejó agotado. Estamos de vuelta en Vanves y varios compañeros se organizan para visitar el famoso cabaret de Moulin Rouge. Varios decidimos no ir en relación al costo. París es una ciudad con mucho que ofrecer y el espíritu aventurero no se limita a que te lleven de la mano con una audioguía en el bolsillo. Es hora de salir a perderse con el movimiento de las rue y los boulevards. En compañía de una buena amiga fijamos un recorrido con mapa en mano. A poco más de 900 metros de la entrada el Mercure Porte de Versailles se encuentra la Expo de París y a su lado una boca del Metro. Afortunadamente mi francés no andaba mal pero la máquina de boletos tiene opción de español. Tomamos la línea 12 hasta la estación de Madeleine donde hacemos conexión con la línea 8 y estación Concorde que nos deja directo bajo la Place du la Concorde, la Plaza de la Concordia. 




El centro de la Place du la Concorde esta dominada por el Obelisco de Luxor, traído desde Egipto por Luis Felipe I de Francia abordo de un buque especial para esta misión. 







En los flancos de la Plaza se encuentran dos fuentes labradas por Hittorff, las Fontaines de la Concorde. La Plaza se ubica en el inicio de la famosa avenida de Les Champs Élysées. que termina en el célebre Arco del Triunfo de París. 





Caminamos los dos Kilometros de la avenida hasta el Arco del Triunfo en busca de un buen bistro para cenar. A mi parecer la mejor cerveza de Francia es la 1664 biére pression. con notas dulces entre un exquisito y delicado tono amargo con todo el sabor de Estrasburgo. Un plato típico de Francia, específicamente de la Gascogne, es el Confit dE Canard un metodo de preparación que tiene siglos de antigüedad, que consiste en estofar la carne (pato o ganso) en su propia grasa. Acompañado de un puré de patatas gratinado y pan baguette. 







Cruzamos las calles lindantes a Les Champs Élysées y atravesamos los puentes sobre La Senne. Quizá el puente más hermoso sea el Pont Alexandre III. Los extremos del puente están decorados con cuatro pilones monumentales de 17 metros de altura, rematados con caballos alados de bronce que simbolizan el triunfo de las artes, la ciencia, la industria, y el comercio. Conecta el Palacio de Los Inválidos con el Grand Palais y Petit Palais. El panorama con la Torre Eiffel iluminada le otroga el toque romántico a este puente como para compartir un beso con una persona especial. 










Antes de llegar al Grand Palais, sobre la Avenue Winston Churchill, me topó con un esplendido Lamborghini Gallardo blanco con el cual no me resisto a sacarme una fotografía. 






El Petit Palais es obra del célebre arquitecto Girault y su tímpano y cúpula, que remedan al Palacio de Los Inválidos, obras de Jean-Antoine Injalbert. Es un museo que alberga una gran pinacoteca con obras de Delacroix el realista Courbet. En las afueras del Palais se encuentra una estatua de bronce de Sir Winston Churchill, adornado con coloridas flores. 






Volvemos a la Place de la Concorde. Pareciera que el tiempo no pasa, pero es casi la 1 A.M. pero la hora no me detendrá, esto es París y he de aprovecharlo. Atravesamos el Jardín de las Tullerías para llegar a uno de los museos más importantes del mundo. Ante nosotros aparece una de las alas de Richelieu. El Arc de Triomphe du Carrousel exhibe con orgullo la cuadriga de la Victoria con las réplicas de los Caballos de San Marcos . Iluminada en todo su esplendor se levanta la pirámide del Louvre. Después de nuestra breve visita al Louvre iluminado, el cansancio es tal que tomamos un taxi (un lujoso Mercedes Benz serie E tripulado por un joven africano muy ameno y locuaz) para atravesar Las Tullerías de regreso hacia la estación de Concorde para conectar nuevamente hacia Madeleine y tomar la línea 12 en dirección a Porte de Versailles. 












Es mi última noche en París. Entusiasta del fútbol y el tennis. Me niego a dejar París sin visitar el histórico Parc des Princes. Compro dos tickets del RATP para volver sin problemas. Tomo la línea 12 hacia Font Populaire y la estación de Sévres-Babylone. un trasbordo en la línea 10 hasta la penúltima estación Boulogne-Pont de Saint-Cloud. Las calles están vacías y la única alma cercana es una chica esbelta que pasa corriendo a mi lado, ejercitándose. Sobre la Rue de Comandant Guilbaud encuentro el que quizá es el estadio más importante de Francia, el Parc des Princes, casa del Paris Saint Germain. 











En plan de vuelta. Me detengo a cenar Cotes d'agneau, costillar de cordero, con vegetales salteados y puré de sweet potato, acompañado de una copa de champagne. 


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