El puerto de Edam
Termina la visita a la fábrica de quesos, tras haber devorado una gran cantidad de queso de oveja ahumado, cabra con lavanda, gouda, y edam. En el camino encuentro un antiguo molino de viento y es imposible no detenerse para tomar la típica postal de la Holanda rural con sus característicos molinos. Antiguamente estos molinos le dieron a los neerlandeses la capacidad de dragar terrenos y secar lagos.
Volendam es un pueblo más activo que Marken. En una de las tiendas de souvenirs logré conocer un poco más de la historia de holanda con una pequeña filmación educativa. Las calles son estrechas y la afluencia de turistas me obliga a escapar hacia los muelles para disfrutar de la paz del Merkemeer.
Los yates aparcados se mecen suavemente al vaivén del pacífico oleaje que da la ilusión de un gran espejo. Pocas cosas se comparan con quitarse los zapatos, doblarse los jeans, y meter los pies en las frías aguas del Merkemeer.
Muchos pobladores aún utilizan los trajes típicos de la región, y por un módico precio puedes tomarte una foto vistiendo el atuendo local.
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